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DURABILIDAD Y DESEMPEÑO CON FIBRAS DE ACERO PARA PAVIMENTOS DE CONCRETO

DURABILIDAD Y DESEMPEÑO CON FIBRAS DE ACERO PARA PAVIMENTOS DE CONCRETO

La disminución de juntas, la rapidez en la colocación y las mejoras en el desempeño en el concreto han llevado a que la inclusión de las fibras de acero en los diversos tipos de pavimento represente por sus cualidades, una solución suficientemente probada y atractiva para la industria del transporte.

 

Los pavimentos rígidos, están constituidos fundamentalmente por una capa de rodamiento o carpeta de concreto hidráulico que se apoya sobre una sub-rasante o bien sobre una capa de material seleccionado, denominada sub-base. Debido a la alta rigidez del concreto hidráulico y a su elevado coeficiente de elasticidad, la distribución de los esfuerzos se produce en una zona muy amplia. Además, el concreto es capaz de resistir en cierto grado, esfuerzos de tensión por flexión. El comportamiento de un pavimento rígido es suficientemente satisfactorio aun cuando en la sub-rasante existan zonas de soporte débil. La capacidad estructural de un pavimento rígido depende, en gran medida, de la resistencia a flexión de las losas y, por lo tanto, el apoyo que ofrecen las capas subyacentes ejerce menor influencia en el diseño del espesor del pavimento rígido, en relación al pavimento flexible.

 

Las funciones de una losa de concreto son proporcionar al tránsito una superficie uniforme, estable, de textura y color conveniente; resistir los efectos abrasivos del tránsito, soportar estructuralmente en un nivel adecuado los esfuerzos que se le apliquen y transmitirlos de una manera eficiente a la capa inferior.

 

Las losas de concreto fallan por esfuerzos de tracción en la cara inferior, producidos por la aplicación de las cargas del tránsito; por flexión (o deflexión) de la cara superior al quedar la losa sin soporte al producirse erosión de la capa de apoyo, y por fatiga del material provocado por la acción repetida de las cargas (tránsito alto).

 

En pavimentos rígidos, la resistencia al agrietamiento de la losa es una función de la frecuencia y amplitud (velocidad y magnitud vehicular) de carga, del espesor de la losa, de la resistencia a la flexión del concreto hidráulico y de la capacidad de soporte del sistema sub-rasante/sub-base (estabilizada o no).

 

Como componente principal de un pavimento rígido, y cuando llega a su etapa de endurecimiento, el concreto se convierte en un material de alta resistencia mecánica y con elevado módulo de elasticidad. Un concreto para pavimentos debe tener una resistencia a la tracción por flexión superior a 40 MPa y un módulo de elasticidad del orden de los 30 GPa. Estas características mecánicas aseguran que las losas de concreto queden correctamente dimensionadas, con baja deformación ante el tránsito de cargas pesadas, y permiten una buena distribución de presiones.

 

La fluencia del concreto endurecido es mínima cuando se encuentra bajo la acción de cargas, por lo que no existe riesgo de ahuellamiento provocado por tráficos concentrados, pesados o lentos, ni de fisuras causadas por efecto de temperaturas elevadas, como ocurriría en un pavimento flexible. Pero el concreto simple sí es un material frágil, ya que solamente puede resistir las cargas para las que se diseñó y se acomoda muy mal a las sobrecargas. Este material, después de que se rompe debido a una sobrecarga, no presenta una deformación plástica apreciable. Su elongación a la ruptura es muy baja (del orden de un diezmilésimo).

 

A diferencia de un pavimento comúnmente reforzado, el pavimento reforzado con fibras de acero, está reforzado con estas dentro de la mezcla, que realizan una función de refuerzo tridimensional. La inclusión de fibras de acero como refuerzo del concreto representa una mejora destacable en el comportamiento del concreto, que se traduce en mayor vida útil del pavimento. Con este tipo de reforzamiento se obtiene capacidad suficiente para resistir una gran variedad de cargas en grado e intensidad y, por consiguiente, una distribución de estas al suelo portante. Resistencia al desgaste, fatiga, mayor durabilidad y agilidad en la construcción.

 

La inclusión de fibras de acero en el concreto incrementa sustancialmente la capacidad portante de la losa bajo acciones de flexión, por lo cual es posible admitir mayores requerimientos en aplicación de cargas repetidas (fatiga en carreteras) y magnitudes de carga (altos volúmenes de carga porturaria). Gracias a lo anterior es posible mejorar los espesores sin afectar el desempeño o la capacidad del concreto. Para que cualquier fibra de refuerzo sea efectiva, se recomienda que su módulo de elasticidad sea por lo menos 3 veces superior al del concreto. En este sentido es destacable el módulo de elasticidad de las fibras de acero, 210.000 MPa, que es 7 veces mayor que el del concreto (30.000 MPa). El concreto adquiere ductilidad (la propiedad opuesta a la fragilidad) que se reconoce cuando un material no acepta ninguna deformación en estado plástico. Se incrementa la tenacidad (energía necesaria para la ruptura completa del material) y las fibras de acero se comportan como puntos de “sutura” dentro del concreto impidiendo así la propagación de las fisuras hacia su interior y retardando el colapso.

 

En JH - Soluciones Integrales S.A.S. “Realizamos diseño y cálculo estructural en Medellín"


Fuente:
360 EN CONCRETO

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